¿Por qué echamos de menos a las personas? (Y cómo afrontarlo)
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Algunas personas entran en nuestras vidas y se van como si nada. Otras, cuando se van, dejan un profundo vacío en nosotros. Dejan un vacío en nosotros.
Cuanto más estrecha es nuestra relación con alguien, más nos duele cuando esa relación termina. Más le echamos de menos cuando se va.
Pero, ¿por qué ocurre?
¿Cuáles son esos sentimientos agridulces de echar de menos a alguien que intenta cumplir?
¿Por qué echamos de menos a la gente?
Al ser especies sociales, la conexión social es enorme para los seres humanos. Echamos de menos muchas cosas, pero echar de menos a la gente es lo que más puede doler.
Nuestros antepasados vivían en comunidades muy unidas y dependían unos de otros para sobrevivir y reproducirse. Esto sigue siendo cierto en los tiempos modernos, a pesar de la globalización. Ningún hombre es una isla. Nadie puede sobrevivir y prosperar en este mundo por sí solo. Los seres humanos necesitan a otros seres humanos.
Como las relaciones son tan importantes, tu mente tiene mecanismos para comprobar la salud de tus relaciones. Si las cosas van mal con alguien importante para ti, tu mente te alerta.
Echar de menos a alguien y la soledad alertan y motivan para reparar esa relación vital.1
La comunicación es clave (para reparar)
Una de las formas en que la mente determina que una relación ha ido mal es la falta de comunicación. La comunicación es, en gran medida, lo que mantiene vivas las relaciones.
Cuando llevas mucho tiempo sin hablar con alguien, tu mente te envía señales de advertencia en forma de echar de menos a esa persona. Echar de menos a alguien puede producir en ti un cóctel de síntomas, entre los que se incluyen:
Ver también: ¿Por qué echamos de menos a las personas? (Y cómo afrontarlo)- Un dolor físico en el pecho2
- Cambio en el apetito
- Desesperación
- Arrepentirse
- Tristeza
- Vacío
- Problemas de concentración
- Insomnio
- Soledad
Esa persona que echas de menos ocupa el centro de tu mente. Piensas en ella todo el tiempo y en los recuerdos que compartisteis. No puedes comer o comes en exceso. No puedes dormir ni centrarte en tu trabajo o aficiones.
Estos síntomas se solapan con los de la depresión. Si echas mucho de menos a alguien, puedes acabar deprimido.
Si la comunicación es lo que mantiene vivas las relaciones y echamos de menos a aquellos con los que nuestra relación ha terminado, restablecer la comunicación es lo lógico para dejar de echarles de menos.
Por supuesto, las cosas no siempre son tan sencillas.
Qué hacer cuando echas de menos a alguien
Antes de decidir qué medidas tomar, tienes que saber a qué atenerte con esa persona. La pregunta más importante que debes hacerte es:
¿Quiero que esta persona vuelva a mi vida?
Si la respuesta es "Sí", debes hacer lo posible por restablecer la comunicación con ellos. Dejarás de echarles de menos una vez que eso ocurra, después de que vuestra relación se reavive.
Si la respuesta es "No", tienes que encontrar la manera de afrontar tus sentimientos. Tienes que profundizar en tu psique y averiguar por qué les echas tanto de menos.
Estas son algunas de las cosas que puedes hacer:
1. Ganar cierre
Si tuviste una relación con esa persona y luego rompiste, es posible que no hayas conseguido cerrarla. Por cerrarla me refiero a estar seguro de que has pasado página con esa persona.
Si no lo has superado del todo, seguirás echándoles de menos. Detrás de toda esta falta, hay una esperanza de que esa persona vuelva. Al cerrar el caso, acabas con esa esperanza.
Todos tenemos estas zonas de cuidar y no cuidar a los demás. A los que están en nuestra zona de cuidar, los echamos de menos cuando se alejan (se mueven hacia la derecha).
A partir de cierto punto, cuando alguien entra en la zona de "no nos importa", dejamos de echarle de menos.Por ejemplo, no hablar con tu cónyuge durante 24 horas puede hacer que lo eches de menos. Aunque sepas que no te va a dejar, quieres mantener ese nivel de cercanía.
Cuando perdemos el contacto con ellos, nos sentimos muy motivados para restablecerlo.
Cuando no hablas con alguien que una vez fue cercano a ti, llegas a un punto en el que dejas de preocuparte por él. Cuando dejas de preocuparte por él, ya no lo echas de menos. La relación está muerta.
Ver también: Métodos de motivación: positivos y negativosSin embargo, puede que de vez en cuando los eches de menos. Pero este echar de menos es un mero recordar. No lleva aparejado ningún dolor ni ningún vacío.
Tu mente no puede obligarte a echar mucho de menos a esa persona porque intentar volver con ella sólo te haría perder tiempo y energía.
2. Exprese sus emociones
El final de una buena relación puede ser traumático. Mientras superas tu duelo, es probable que te atormenten sus recuerdos. Es parte natural de superar a alguien. Date tiempo.
Cuando echas mucho de menos a alguien, tu mente prioriza los buenos momentos que pasaste con esa persona. Tiendes a recordar los buenos recuerdos mientras olvidas por qué se acabó la relación. Esto no es más que un truco de tu mente para que vuelvas a traer a esa persona a tu vida.
Si no puedes hacerlo, lo mejor que puedes hacer es expresar tus emociones. Escribe una carta, lee poesía, canta una canción, habla con un amigo... cualquier cosa que te ayude a desahogarte. Hacerlo te ayudará a procesar lo sucedido y a seguir adelante.
3. Reinventarse
Es natural que nos identifiquemos con nuestras relaciones, pero si nuestra identidad se apoya demasiado en ellas y las perdemos, perdemos una parte de nosotros mismos.
Cuando basas tu identidad y autoestima en una relación, será más difícil superar los sentimientos de echar de menos a alguien.
No sólo intentas recuperarlos a ellos, sino también a ti mismo.
Es un momento excelente para replantearse las cosas con las que ha llegado a identificarse y basar su identidad en cimientos más estables, como los valores fundamentales y las aptitudes.
4. Establecer nuevas conexiones
¿Echas de menos a la persona o cómo te hacía sentir?
Amar y echar de menos a alguien se reduce a reacciones químicas en el cerebro. Si alguien te hizo sentir de cierta manera, otra persona también puede hacerlo.
Igual que no comemos el mismo tipo de comida cada vez que tenemos hambre, no tienes por qué llenar ese vacío que hay en ti con la misma persona.
Referencias
- Cacioppo, J. T., Hawkley, L. C., Ernst, J. M., Burleson, M., Berntson, G. G., Nouriani, B., & Spiegel, D. (2006). La soledad dentro de una red nomológica: Una perspectiva evolutiva. Revista de investigación sobre la personalidad , 40 (6), 1054-1085.
- Tiwari, S. C. (2013) La soledad: ¿una enfermedad? Revista india de psiquiatría , 55 (4), 320.