El efecto Zeigarnik en psicología
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El efecto Zeigarnik afirma que tenemos tendencia a recordar las tareas inacabadas. Debe su nombre al psicólogo Bluma Zeigarnik, quien, a finales de los años 20, descubrió que los camareros tenían tendencia a recordar los pedidos no servidos.
También observó que, en cuanto servían los pedidos, los camareros parecían olvidarse por completo de ellos.
La tarea que no has terminado seguirá generando pensamientos intrusivos en tu mente hasta que la termines. Una vez que la "termines", el efecto Zeigarnik para esa tarea desaparecerá.
Ver también: Cómo superar los traumas infantilesCuando empiezas algo y lo dejas inacabado, experimentas una especie de disonancia. Tu mente sigue recordándote ese asunto inacabado hasta que te ocupas de él de alguna manera o lo terminas, alcanzando así cierto grado de estabilidad.
Estrés, multitarea y efecto Zeigarnik
El estrés suele ser el resultado de una sobreestimulación que sobrecarga la mente con demasiados pensamientos de los que puede manejar al mismo tiempo. Cuando se realizan varias tareas a la vez, la mente se dedica a una serie de actividades diferentes, lo que aumenta la carga sobre la capacidad de procesamiento de la mente y provoca estrés.
El efecto Zeigarnik también puede provocar estrés, porque si tienes demasiadas tareas pendientes en tu lista mental de cosas por hacer, tiendes a agobiarte con ellas y te cuesta concentrarte en la tarea que tienes entre manos.
Ver también: ¿Qué molesta a un sociópata? 5 maneras de ganarLa mejor forma de prevenir este tipo de estrés es convertir tu lista "mental" de tareas pendientes en "física", anotándola en un papel o en tu teléfono u otro dispositivo.
Lo que esto hace es liberar tu ancho de banda cognitivo de los pensamientos intrusivos producidos por el efecto Zeigarnik para que puedas dedicar más capacidad de procesamiento mental a la tarea que tienes entre manos.
Cuando anotas algo en tu lista de tareas pendientes, tu mente se convence de que la tarea se hará tarde o temprano y, por lo tanto, ya no siente la necesidad de bombardearte con pensamientos intrusivos relacionados con esa tarea.
La expectativa de recompensa rige sus acciones
Lo único que puede hacer el efecto Zeigarnik es recordarle las tareas pendientes, pero no puede obligarle a terminarlas. Pensar en hacer una tarea y ponerse manos a la obra son dos cosas distintas, aunque la primera siempre precede a la segunda. Hay otro factor implicado: la expectativa de recompensa.
Supongamos que tiene dos tareas pendientes en la cabeza: leer un libro y ver una película. El efecto Zeigarnik le recordará ambas tareas de vez en cuando, pero la tarea que termine dependerá de la que considere más gratificante.
Para la mayoría de nosotros, ver una película es mucho más gratificante y placentero que leer un libro, por lo que es probable que procrastinemos esto último.
Deshacerse de los gusanos del oído
Un ejemplo muy común del efecto Zeigarnik es el fenómeno de las canciones que se te quedan grabadas en la cabeza: escuchas una canción, la recuerdas de forma incompleta y luego te pones a reproducir la parte que recuerdas una y otra vez.
Lo último que querría es que se le metiera en la cabeza la novena sinfonía de Beethoven. Si no entiendes de lo que hablo, te sugiero que veas La naranja mecánica.Esto ocurre porque tu recuerdo de esa canción aún está incompleto. Sólo recuerdas partes de ella o no entiendes del todo su letra o melodía. Así que la mente sigue tocando la canción, una y otra vez, con la esperanza de completarla con cada nuevo intento. Pero eso no puede ocurrir, ya que tu recuerdo de la canción está incompleto.
Cuando tu mente sigue reproduciendo la canción, una y otra vez, en realidad es el efecto Zeigarnik el que te pide que vuelvas a oír la canción para que tu mente salga de su delirio.
Si vuelves a escuchar la canción varias veces de principio a fin, se fijará en tu memoria de forma coherente y te habrás librado del gusanillo del oído.