5 Diferentes tipos de disociación
Tabla de contenido
En este artículo analizaremos el significado de la disociación en psicología, repasaremos brevemente los distintos tipos de disociación y, por último, abordaremos la relación entre disociación y trauma.
Imaginemos cómo reacciona la gente cuando se produce una tragedia, ya sea una muerte en la familia, una catástrofe natural, un atentado terrorista, lo que sea. Tomemos el ejemplo de la muerte en una familia. La gente puede mostrar una gran variedad de comportamientos en tales situaciones.
Los hombres tienden a lamentarse en silencio o incluso a llorar con lágrimas contenidas si estaban cerca de la persona fallecida, mientras que las mujeres tienden a ser más expresivas en su duelo, a veces llorando a gritos y siendo muy expresivas en sus lamentos.
La mayoría de la gente se entristece por lo ocurrido, algunos se enfadan y otros lo niegan. Los que lo niegan simplemente se niegan a aceptar la muerte. Hablarán con la persona fallecida como si siguiera viva, asustando a los demás presentes, sobre todo a los niños.
Por extraño que resulte negarlo, hay otro comportamiento que la gente muestra en respuesta a este tipo de tragedias que resulta aún más extraño. Mientras casi todo el mundo llora y lamenta la muerte, puede que encuentres a esa persona sentada en un rincón que parece un poco confusa. Actúa como si no entendiera lo que está pasando. Te acercas a ella e intentas hablarle...
"¿Estás bien? ¿Cómo lo llevas?"
"Sí, no sé. Todo me parece tan irreal".
Lo que experimenta esta persona confundida se llama disociación. Su mente la ha disociado o separado de la realidad porque ésta es demasiado dura para afrontarla.
Comprender la disociación
Cuando fallece alguien cercano a una persona, ésta puede encontrarse en un estado de disociación durante semanas, incluso meses, hasta que la disociación se resuelve por sí sola y vuelve a la realidad. La disociación es una especie de desconexión de la realidad, una desconexión que siente una persona de sus pensamientos, sentimientos, recuerdos o sentido de la identidad. Va de leve a grave.
Ejemplos de disociación leve e inofensiva serían el aburrimiento, soñar despierto o desconectar. Estos estados mentales se producen cuando la mente está abrumada de información o se ve obligada a procesar la información que no le apetece procesar. Piense en tener que asistir a una clase aburrida, hacer un problema de matemáticas difícil o experimentar estrés laboral.
La disociación se produce inconscientemente. No puedes desconectarte intencionadamente cuando quieres. Decidir conscientemente no prestar atención a algo no es disociación.
Otro rasgo común de la disociación es la falta de memoria. Si no registras lo que ocurría en tu entorno mientras estabas disociado, no recuerdas nada de lo que pasó durante ese tiempo.
Ver también: ¿Qué molesta a un sociópata? 5 maneras de ganarCuando disocias, es como tener un desmayo. Cuando vuelves a la realidad, piensas: "¿Dónde estaba?" o "¿Dónde había estado todo este tiempo?".
Disociación grave
Mientras que la disociación leve es un mecanismo temporal de evitación y no supone ningún obstáculo grave para las actividades cotidianas, las formas graves de disociación pueden tener un impacto negativo en la vida de una persona.
1. Desrealización
La persona siente que el mundo está distorsionado o es irreal. No se limita a especular con la posibilidad de que vivamos en una realidad simulada. La persona siente realmente que el mundo está distorsionado o es irreal.
El ejemplo anterior de una persona incapaz de hacer frente a la muerte de un ser querido que comenta: "Nada de esto parece real" no lo dice sólo porque a veces pueda ser algo apropiado, o una metáfora útil para describir lo triste o impactante que es un acontecimiento. En realidad lo dicen siente así.
2. Amnesia disociativa
La persona es incapaz de recordar los detalles de un acontecimiento vital traumático siendo consciente de que está experimentando una pérdida de memoria. Sabe, en apariencia, que el acontecimiento le ocurrió, pero no puede recordar los detalles. También puede presentar formas menos graves.
Si te pregunto qué fase de tu vida parece que no recuerdas, es probable que sea alguna fase mala de la que tu mente te ha estado protegiendo haciéndote olvidarla.
Por ejemplo, digamos que tu experiencia general en la universidad fue mala. Cuando dejas la universidad y trabajas en una empresa durante uno o dos años, haciendo un trabajo que no odias especialmente, puedes sentir como si tu mente hubiera encerrado los recuerdos de la universidad.
Desde que empezaste a trabajar, apenas has pensado en la universidad. Es como si te hubieras incorporado al trabajo directamente desde el instituto, saltándote la universidad. Entonces, un día, te encuentras con una vieja foto de los tiempos que pasaste en la universidad, y todos los recuerdos de los recovecos de tu mente afloran a tu corriente de conciencia.
3. Fuga disociativa
El estado de fuga es aquel en el que una persona abandona repentinamente su hogar, viaja, comienza una nueva vida y construye una nueva identidad. Cuando la persona regresa a su vida e identidad originales, no recuerda nada de lo ocurrido durante el estado de fuga.
En la exitosa serie de televisión Breaking Bad Cuando regresa, muestra intencionadamente síntomas de haber estado en estado de fuga para engañar a los demás.
4. Despersonalización
La persona experimenta disociación no del mundo (como en la desrealización), sino de su propio yo. Mientras que en la desrealización, la persona puede sentir que el mundo es irreal, en la despersonalización, la persona siente que ella misma es irreal.
Se sienten desconectados de su propia vida, identidad, pensamientos y emociones. Sólo se observan desde fuera y se sienten como si fueran un personaje de la tele.
5. Trastorno de Identidad Disociativo
Se trata de uno de los trastornos más famosos, gracias a la atención que le presta la cultura popular, en el que una persona no sale de casa para construir una nueva identidad (como en la fuga), sino que crea una o varias identidades nuevas en su cabeza.
Estas distintas identidades suelen tener personalidades diferentes, y la persona suele cambiar de una identidad a otra en respuesta al miedo o la ansiedad.
La película Sin miedo es un buen ejemplo de cómo una persona puede disociarse tras una experiencia traumática.Traumas y disociación
Las formas graves de trastornos de disociación se asocian a experiencias traumáticas.1 Un trauma puede ser cualquier acontecimiento negativo que cause daño físico o mental, como maltrato físico, abuso sexual, abuso emocional, sufrir un accidente, ser abandonado por los padres en la infancia, la muerte de un ser querido, etc.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las personas pueden responder al trauma con disociación. Es probable que haya muchos factores implicados. Algunos responden al trauma con disociación, otros simplemente lo olvidan y otros siguen hablando de ello (véase Por qué la gente sigue repitiendo lo mismo una y otra vez).
¿Qué finalidad podría tener la disociación como respuesta al trauma?
Muchas veces, las personas se encuentran indefensas ante el trauma. Como no pueden hacer nada para cambiar la situación, se desconectan de ella para protegerse de los sentimientos de dolor extremo, vergüenza y miedo.
Al hacer que la persona se desconecte y se adormezca emocionalmente, su mente le da la oportunidad de atravesar o sobrevivir a la experiencia traumática.
Palabras finales
Cuando decimos que algo es "irreal", suele tener una cualidad positiva, de otro mundo. Decimos que una pieza musical es "divina" o que una actuación es "de otro mundo". Sin embargo, cuando se trata de disociación, decir que algo es irreal significa que es tan negativo que no puedes soportar que sea real.
En uno de sus famosos poemas, Sylvia Plath se lamentaba de la pérdida de su amante diciendo repetidamente: "Creo que te he inventado en mi cabeza". No sufría un trastorno de identidad disociativo, sino que estaba tan traumatizada por el hecho de que su amante la abandonara que le parecía "inventado" o "irreal".
Ver también: Cómo responder a la indiferenciaReferencias
- Van der Kolk, B. A., Pelcovitz, D., Roth, S., & Mandel, F. S. (1996). Disociación, somatización y desregulación afectiva. Revista americana de psiquiatría , 153 (7), 83.
- Kihlstrom, J. F. (2005), Trastornos disociativos. Annu. Rev. Clin. Psychol. , 1 , 227-253.