Cómo molestar a una persona pasivoagresiva

 Cómo molestar a una persona pasivoagresiva

Thomas Sullivan

Una persona pasivo-agresiva es aquella que tiende a adoptar un estilo de comunicación pasivo-agresivo. Cuando a alguien se le pisotean sus derechos o cuando sus objetivos se ven frustrados por los demás, puede comportarse de dos maneras:

  • Pasivamente = No hacer nada
  • Agresivamente = Recuperar sus derechos pisoteando los derechos de los demás
  • De forma pasivo-agresiva = Agresión indirecta
  • Asertivamente = Recuperar sus derechos sin pisar los derechos de los demás

Tanto la pasivo-agresividad como la asertividad se sitúan en un término medio entre la pasividad y la agresividad, los dos extremos, pero difieren en un aspecto clave.

Mientras que la asertividad garantiza la salvaguarda de los derechos y necesidades de la otra persona, la agresión pasiva no lo hace.

La agresión pasiva es una agresión indirecta. Las personas pasivo-agresivas violan las necesidades y derechos de los demás de forma indirecta. Es una forma débil de agresión, pero sigue siendo agresión.

Ejemplos de comportamiento pasivo-agresivo

Los siguientes ejemplos aclararán lo que significa ser pasivo-agresivo:

Estar de acuerdo, y luego cambiar

Las personas pasivo-agresivas piensan que la confrontación equivale a la agresión, y no tienen ningún concepto de la asertividad. Si les pides que hagan algo, no dirán "No" para evitar ofenderte directamente (Agresión), pero tampoco harán la tarea que acordaron hacer (Agresión pasiva).

De este modo, consiguen no ofenderte y, en última instancia, salirse con la suya. A menudo, cuando descubres que no lo han hecho, es demasiado tarde para enfrentarte a ellos. Piensas que es mejor apagar el fuego tú mismo que perder el tiempo enfrentándote a ellos.

"Estoy bien" o "No pasa nada"

Cuando alguien dice "estoy bien" o "no pasa nada" pero su metacomunicación (tono, lenguaje corporal, etc.) indica lo contrario, está siendo pasivamente agresivo. Está enfadado contigo pero no lo comunica directamente con sus palabras.

Olvido deliberado

Esto está relacionado con estar de acuerdo y luego cambiar, con la diferencia de que la persona inventa una excusa justificable, en este caso, el olvido.

Cuando la gente dice que se olvidó de hacer algo, es una excusa creíble porque los humanos somos propensos a olvidar.

Pero cuando viene de una persona que no suele ser tan olvidadiza o que simplemente no podría haber olvidado la tarea dada su importancia, hay muchas posibilidades de que se trate de un olvido deliberado.

Otra forma que adopta este comportamiento pasivo-agresivo es dejar las cosas a medias o sin hacer. Cuando la gente no quiere hacer el trabajo que se le ha encomendado, puede dejarlo a medias. Ésta es, de nuevo, una forma indirecta de expresar hostilidad y resentimiento.

Errores deliberados

Un empleado al que se le asigna una tarea que no está dispuesto a hacer puede cometer errores intencionados para arruinar el proyecto si puede hacerlo sin consecuencias graves. Suele ser un intento pasivo-agresivo de asegurarse de que no le vuelvan a asignar las mismas tareas.

Cumplidos por la espalda

Un cumplido indirecto es un insulto disfrazado de cumplido para quitarle hierro al insulto y hacerlo menos directo.

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Por ejemplo, decir algo como "Tu trabajo ha sido sorprendentemente bueno" implica que a menudo no es bueno. Y decir a alguien "Hoy estás guapísima" implica que otros días no lo está.

Nótese aquí que la agresión pasiva tiene que ver con la intención. Puede ser que alguien diga: "Hoy estás muy guapa" sin intención de ocultar un insulto. Puede ser que hoy estés especialmente bien vestida. Tú prestaste más atención a la palabra "hoy" mientras que ellos la deslizaron en su cumplido sin pensar.

Silencio y repliegue

Ésta es quizá la forma más común de agresión pasiva en las relaciones. Las personas que están cerca de nosotros naturalmente quieren comprometerse con nosotros. El retraimiento y el trato silencioso transmiten "estoy enfadado contigo" sin ser directamente agresivos.

¿Por qué la gente se comporta de forma pasivo-agresiva?

Como has visto, las personas se comportan de forma pasivo-agresiva cuando quieren mostrar su agresividad de forma indirecta. No pueden mostrar agresividad directa por miedo a ofender a los demás en su cara, pero al mismo tiempo no quieren ser pasivas.

La agresividad pasiva suele ser una respuesta a la injusticia percibida o real. El comportamiento agresivo pasivo suele provenir de personas cercanas a nosotros porque son las que más se preocupan por no ofendernos directamente.

El objetivo del comportamiento pasivo-agresivo es transmitir este mensaje a la otra persona:

"En última instancia, mis necesidades y deseos prevalecerán sobre los tuyos".

Es una orientación de ganar-perder en la que la persona pasivo-agresiva está tratando de ganar un punto sobre la otra persona.

El comportamiento pasivo-agresivo es molesto, y es natural querer molestar a las personas pasivo-agresivas. La forma de molestar a una persona pasivo-agresiva es frustrar su objetivo.

A menudo, la gente responde a la agresión pasiva con agresión, lo que produce una inmensa satisfacción a la persona pasivo-agresiva. Le indica que su estrategia para cabrearte ha funcionado de forma encubierta, por lo que no hace más que reforzar su comportamiento.

La siguiente sección tratará sobre cómo molestar eficazmente a una persona pasivo-agresiva.

Formas de molestar a las personas pasivo-agresivas

1. Confrontación

La confrontación asertiva, no agresiva, es la mejor manera de frustrar los objetivos de una persona pasivo-agresiva. Verás, las personas pasivo-agresivas odian la confrontación, no es su estilo.

Cuando les pillas en el momento y te defiendes de forma asertiva, les pillas desprevenidos. Les has descubierto la tapadera y has dejado al descubierto su hostilidad desnuda. Esto les obliga a cambiar su estilo y a ser más directos.

Por ejemplo, en lugar de reaccionar con el silencio o con un "gracias" al comentario "tu trabajo ha sido sorprendentemente bueno", puedes responder diciendo tranquilamente: "¿Así que normalmente no es bueno?".

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De este modo, los has expuesto y se ven obligados a retroceder porque no quieren enfrentamientos.

Rara vez encontrarás a alguien que diga "Sí, normalmente es malo". Eso es agresión directa, y la persona que puede decir algo así no necesitaría ser pasivo-agresiva en primer lugar.

He aquí por qué la confrontación agresiva no funciona:

Como ya se ha dicho, les indica que han conseguido meterse en tu piel. Una respuesta agresiva también te hace quedar mal porque tu respuesta parece desproporcionada frente a su agresión más débil y pasiva.

Para empeorar las cosas, pueden añadir sal a la herida diciendo algo como: "¡Cálmate! ¿Por qué te pones así?", sabiendo perfectamente que su objetivo era ponerte así.

Imagina que respondes a "Tu trabajo ha sido sorprendentemente bueno" gritando:

"¿QUÉ QUIERES DECIR CON SORPRENDENTEMENTE BUENO?"

¿Ves la diferencia? Mantener la asertividad suele ser la mejor estrategia.

2. Exposición de motivos

Esto va un paso más allá de la confrontación asertiva. Básicamente les dices por qué están haciendo lo que están haciendo. Lo bueno de esta estrategia es que consigues ser lo más confrontativo posible sin ser agresivo.

Por ejemplo, responder al pasivo-agresivo "estoy bien" con algo como:

"Sabes qué: no tienes que hacer eso. Puedes decirme que no estás bien cuando no lo estás".

Esto no sólo deja al descubierto sus operaciones, sino también sus motivos. Cuando los motivos quedan al descubierto, no se puede hacer que la persona se sienta más desnuda.

Si eres empresario, puedes enfrentarte al empleado que deja el trabajo a medias diciéndole algo como:

"Si no querías hacerlo, podías habérmelo dicho. Lo habría hecho yo".

Cuando te enfrentas al nivel de los motivos, les indicas que su "juego" pasivo-agresivo no funcionará contigo.

3. Tit-for-tat

Los comportamientos pasivo-agresivos a menudo consiguen molestarnos. El problema es que, en la mayoría de los casos, no podemos expresar abiertamente nuestro enfado. En cambio, podemos devolverles el mismo juego: podemos responder a la agresión pasiva con agresión pasiva.

La ventaja de esta estrategia, cuando se ejecuta bien, es que es una variante de la técnica de desenmascarar sus motivos. Al devolverles el mismo juego, les demuestras lo ridículos que están siendo.

También les obliga a ponerse en tu lugar y a darse cuenta de lo molesta que debe resultarte su agresividad pasiva.

La clave para ejecutar bien esta estrategia es ser pasivo-agresivo con ellos de la misma manera en que ellos han sido pasivo-agresivos contigo.

Por ejemplo, si te lanzan cumplidos a la espalda, tú también lo haces. Si te dicen "estoy bien", tú también lo dices cuando estás enfadado, asegurándote de que tu tono y tu lenguaje corporal comunican lo contrario, por supuesto.

El único inconveniente de esta técnica es que les darás un toque de satisfacción por el hecho de que su agresión pasiva haya funcionado. Si no hubiera funcionado, no te verías obligado a devolver el golpe de forma pasiva agresiva.

Aun así, los beneficios de molestarles de esta forma pueden superar cualquier satisfacción que puedan obtener de ello. En cierto modo, les obliga a acorralarse. Si vuelven a contraatacar, puedes estar satisfecho de que tu contraestrategia haya funcionado.

Te recomiendo que te detengas en este punto porque no querrás entrar en la espiral interminable de tetazos pasivo-agresivos. Si llegas a este punto, probablemente ya les habrás enseñado la lección.

4. No reacción

No reaccionar de ninguna forma ante un comportamiento pasivo-agresivo es la forma más segura de molestar a una persona pasivo-agresiva. Aunque puede ser eficaz para cabrearla, no es tan bueno para tu propia salud mental.

La cuestión es que la agresión pasiva nos pone los pelos de punta, sobre todo cuando viene de personas que nos importan. Si no reaccionamos ante ella, les enseñamos que su agresión pasiva no funciona.

Pero, el problema con esto pasivo Puede que durante un tiempo pongas una cara tranquila y no reacciones, pero si siguen mostrándose pasivamente agresivos, es probable que cedas y te quiebres ante la presión, recurriendo a la agresión.

Esta estrategia requiere mucho trabajo interior para llevarla a cabo con éxito. Es necesario haber alcanzado un cierto nivel de dominio sobre las emociones.

Thomas Sullivan

Jeremy Cruz es un psicólogo experimentado y autor dedicado a desentrañar las complejidades de la mente humana. Jeremy, apasionado por comprender las complejidades del comportamiento humano, ha estado involucrado activamente en la investigación y la práctica durante más de una década. Tiene un doctorado. en Psicología de una institución de renombre, donde se especializó en psicología cognitiva y neuropsicología.A través de su extensa investigación, Jeremy ha desarrollado una visión profunda de varios fenómenos psicológicos, incluidos la memoria, la percepción y los procesos de toma de decisiones. Su experiencia también se extiende al campo de la psicopatología, centrándose en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos de salud mental.La pasión de Jeremy por compartir conocimientos lo llevó a establecer su blog, Comprender la mente humana. Al curar una amplia gama de recursos de psicología, su objetivo es brindar a los lectores información valiosa sobre las complejidades y los matices del comportamiento humano. Desde artículos que invitan a la reflexión hasta consejos prácticos, Jeremy ofrece una plataforma integral para cualquiera que busque mejorar su comprensión de la mente humana.Además de su blog, Jeremy también dedica su tiempo a la enseñanza de la psicología en una destacada universidad, nutriendo las mentes de los aspirantes a psicólogos e investigadores. Su atractivo estilo de enseñanza y su auténtico deseo de inspirar a otros lo convierten en un profesor muy respetado y solicitado en el campo.Las contribuciones de Jeremy al mundo de la psicología se extienden más allá de la academia. Ha publicado numerosos artículos de investigación en prestigiosas revistas, ha presentado sus hallazgos en conferencias internacionales y ha contribuido al desarrollo de la disciplina. Con su gran dedicación para avanzar en nuestra comprensión de la mente humana, Jeremy Cruz continúa inspirando y educando a lectores, aspirantes a psicólogos y colegas investigadores en su viaje para desentrañar las complejidades de la mente.