La infidelidad sexual en una relación duradera, como el matrimonio, es indeseable tanto para los hombres como para las mujeres. Sin embargo, ser engañado afecta a un hombre de forma ligeramente diferente.

El principal objetivo de una relación duradera es mantener relaciones sexuales repetidas para aumentar las probabilidades de concebir. Por eso, si una persona busca sexo fuera de la relación está rechazando directamente a su pareja actual.

Por lo general, la infidelidad sexual es más dolorosa para un hombre que para una mujer. Aunque existe la posibilidad de que una mujer perdone a un hombre que tontea, es raro que un hombre perdone a su pareja infiel.

Por supuesto, hay razones evolutivas detrás de esto y voy a arrojar luz sobre ellas en este post. Espera, déjame coger mi linterna.

Cuando los hombres engañan

Las mujeres esperan que sus parejas masculinas a largo plazo inviertan recursos, tiempo y esfuerzo en la relación, especialmente en la crianza de los hijos. El mejor indicador de si un hombre haría esto es su nivel de compromiso.

Para una mujer, la mejor forma de comprobar el nivel de compromiso de un hombre es ver cuánto la quiere.

Si él está verdadera, loca y profundamente enamorado de ella, puede estar segura de que su nivel de compromiso es alto.

Cuando una mujer pilla a su pareja engañándola, lo primero que hace es comprobar una y otra vez su nivel de compromiso -que parece haber bajado gracias al episodio de engaño- y le hace preguntas como: "¿La quieres?", "¿Piensas dejarme?", "¿Todavía me quieres?", etcétera.

Estas preguntas pretenden poner a prueba el nivel de compromiso del hombre. Si él le asegura de algún modo que su nivel de compromiso con su relación no ha bajado en absoluto, hay muchas posibilidades de que ella le perdone.

Cualquier cosa que el hombre haga para asegurarle que sigue comprometido con ella aumenta las probabilidades de que perdone su error y siga adelante.

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Por ejemplo, si el hombre dice cosas como: "Claro que no la quiero", "Estaba borracho y no tenía ni idea de lo que hacía", "Fue cosa de una sola vez", "Siempre te he querido a ti y sólo a ti", etc., es muy probable que el nivel de compromiso de su pareja a sus ojos vuelva a dispararse si le cree, aunque puede advertirle de que no repita ese comportamiento en el futuro.

Es importante entender que, aunque las mujeres son más propensas que los hombres a perdonar a sus parejas infieles, no siempre lo hacen. Hasta qué punto una mujer perdonará a su pareja infiel depende de muchos factores.

Resumiendo, si una mujer tiene poco que perder reproductivamente de su pareja infiel, entonces es más probable que le perdone. Por el contrario, si tiene mucho que perder reproductivamente de una pareja infiel, es menos probable que le perdone.

Por ejemplo, si el marido de una mujer es un hombre de alto estatus y con recursos, puede que condone su comportamiento infiel porque una pareja así es difícil de conseguir.

Mientras él invierta en criar a los niños en las mejores condiciones posibles, el éxito reproductivo de ella no se verá amenazado. Pero si ella es muy atractiva, puede que no tenga ningún problema en dejarlo y buscar otro hombre de alto estatus.

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Si una mujer ha estado con un hombre durante 20-30 años, es muy probable que sus hijos ya hayan alcanzado la pubertad y hayan recibido buenos cuidados y educación. En este caso, su éxito reproductivo está más o menos asegurado. Sus hijos ya han alcanzado la edad en la que pueden buscar sus propias parejas, lo que se suma al éxito reproductor de los genes de su madre.

Por lo tanto, ella ya no espera el mismo nivel de compromiso del hombre que cuando empezaron su relación. Así que, si él tontea ahora, es probable que ella le perdone.

Si lo comparamos con una mujer que acaba de iniciar una relación o tiene hijos pequeños que necesitan cuidados, protección y alimentación continuos, ella espera los mayores niveles de compromiso de su pareja durante esta etapa porque su éxito reproductivo está en juego.

Si un hombre la engaña en esta etapa, es menos probable que ella lo perdone, a menos, por supuesto, que él logre asegurarle que su nivel de compromiso no se ha ido a pique. Si no, ella definitivamente lo dejará y tratará de encontrar alguna otra pareja cariñosa y comprometida.

Cuando las mujeres engañan

La infidelidad sexual de una pareja femenina de larga duración es más dolorosa para un hombre simplemente porque tiene mucho que perder reproductivamente, mucho más que una mujer cuyo hombre la engaña.

Cuando un hombre elige a una mujer como pareja a largo plazo, está dispuesto a invertir sus recursos, su tiempo y su energía en proteger y criar a la descendencia que tenga con ella. Pero antes de poder hacerlo, tiene que resolver un problema evolutivo muy importante: necesita estar seguro de que la descendencia que cría es suya.

Mientras que una mujer puede estar segura de que los hijos que da a luz contienen el 50% de sus genes, un hombre no puede estar seguro de que la descendencia que da a luz su pareja contenga el 50% de sus genes. Es posible que otro varón la haya preñado.

Si un hombre acaba invirtiendo sus recursos, su tiempo y su energía en una descendencia que no es la suya, los costes reproductivos son enormes. Existe la posibilidad de que sus genes se deslicen hacia el olvido reproductivo, sobre todo si dedica todos sus recursos y su tiempo a criar una descendencia genéticamente no emparentada.

Los hombres resuelven este problema de incertidumbre sobre la paternidad casándose con mujeres, es decir, asegurándose su propio acceso sexual repetido a las mujeres, de modo que la probabilidad de que cualquier otro varón deje embarazada a su mujer sea cercana a cero.

Precisamente por eso, a los hombres les cuesta perdonar a sus parejas que les son infieles sexualmente.

Aunque detecten la posibilidad de una futura infidelidad sexual, adoptan comportamientos típicos de "vigilancia", como no permitir que su pareja vaya sola a ninguna parte, amenazar a otros varones que intenten acercarse a su pareja, levantar sospecha tras sospecha, etc.

Si descubren que su pareja femenina les ha engañado, a veces se enfurecen hasta la violencia y el asesinato.

No es de extrañar, por tanto, que los hombres, con más frecuencia que las mujeres, cometan crímenes pasionales fruto de los celos sexuales, ya sea asesinando a su pareja, al varón con el que tontea o a ambos.

Aunque tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de la violencia doméstica, las mujeres lo son con más frecuencia. En muchos casos, el hombre ejerce la violencia porque tiene algún tipo de sospecha sobre la fidelidad de su pareja.

Es importante comprender que, aunque a los hombres les cueste perdonar la infidelidad sexual, si de algún modo se mitigan sus pérdidas podrían ser más indulgentes de lo que suelen ser.

Por ejemplo, un hombre polígamo que invierte sus recursos y su tiempo en varias mujeres tiene menos que perder si una de ellas resulta ser sexualmente infiel. Podría seguir invirtiendo en la descendencia que tienen otras esposas sexualmente fieles y estar bastante seguro de que está criando hijos que llevan sus propios genes.

Por lo tanto, hay muchas posibilidades de que perdone a esa mujer que resultó serle infiel sexualmente.