El proceso de la adicción (Explicado)
Tabla de contenido
En este artículo se analiza el proceso psicológico de la adicción, centrándose en las principales razones que la provocan.
La palabra adicción procede de "ad", que es un prefijo que significa "a", y "dictus", que significa "decir o contar". Las palabras "diccionario" y "dictado" también derivan de "dictus".
De ahí que, etimológicamente, "adicción" signifique "contar o decir o dictar".
Y, como bien saben muchos adictos, eso es exactamente lo que hace la adicción: te dice lo que tienes que hacer, te impone sus condiciones y controla tu comportamiento.
La adicción no es lo mismo que un hábito. Aunque ambos empiezan de forma consciente, en un hábito la persona siente cierto grado de control sobre el hábito. Cuando se trata de una adicción, la persona siente que ha perdido el control y que algo la controla. No puede evitarlo, las cosas han ido demasiado lejos.
A las personas no les cuesta admitir que pueden abandonar sus hábitos cuando quieran, pero cuando se vuelven adictas, es otra cosa: sienten muy poco control sobre su conducta adictiva.
Razones de la adicción
La adicción sigue el mismo mecanismo básico que un hábito, aunque ambos no se excluyen mutuamente. Hacemos algo que nos lleva a una recompensa placentera y, cuando realizamos la actividad suficientes veces, empezamos a desear la recompensa al encontrarnos con un desencadenante asociado a la recompensa.
Este desencadenante puede ser externo (ver una botella de vino) o interno (recordar la última vez que te dio un subidón).
A continuación se exponen las razones más comunes por las que la gente se vuelve adicta a ciertas actividades:
1) Hábitos descontrolados
A diferencia de los hábitos, las adicciones crean en la persona una especie de dependencia de la sustancia o actividad a la que es adicta.
Por ejemplo, una persona puede haber probado las drogas inicialmente por curiosidad, pero la mente aprende que "las drogas son placenteras", y cada vez que se encuentre en necesidad de placer, motivará a la persona a volver a las drogas. Antes de que se dé cuenta, habrá creado una fuerte dependencia de las drogas.
Todo lo que hacemos enseña algo a nuestra mente. Si lo que hacemos es registrado por nuestra mente como "doloroso", nos motivará a evitar ese comportamiento en el futuro, y si lo que hacemos es registrado como "placentero", nos motivará a repetir ese comportamiento en el futuro.
Las motivaciones del cerebro para buscar el placer y evitar el dolor (basadas en la liberación del neurotransmisor dopamina1) son muy poderosas. Ayudaron a nuestros antepasados a sobrevivir motivándoles para buscar sexo y comida y evitar el peligro (la dopamina también se libera en situaciones adversas2).
Así que es mejor que no enseñes a tu mente a buscar algo que aparentemente puede ser placentero pero que a largo plazo te convierte en un esclavo.
Esta charla TED que explica cómo caemos en esta trampa del placer y cómo recuperarnos de ella es la mejor que he visto:
2) Todavía no he conseguido lo que buscaba
Todas las adicciones no son necesariamente perjudiciales. Todos tenemos necesidades, y las acciones que realizamos casi siempre van dirigidas a satisfacerlas. Algunas de nuestras necesidades son más fuertes que otras.
De ahí que las acciones que realizamos para satisfacer nuestras necesidades más fuertes estarán fuertemente impulsadas y serán más frecuentes que otras acciones no relacionadas o relacionadas indirectamente con nuestras necesidades más fuertes.
Detrás de cualquier acción excesiva, hay una fuerte necesidad. Esto no sólo se aplica a nuestras necesidades biológicas básicas, sino también a nuestras necesidades psicológicas.
Una persona adicta a su trabajo (workaholic) aún no ha alcanzado todos sus objetivos profesionales. Una persona adicta a socializar no está satisfecha con su vida social en algún nivel.
3) Incertidumbre sobre la recompensa
La razón por la que nos gustan los regalos envueltos es que no sabemos lo que contienen. Nos tienta abrirlos en cuanto podemos. Del mismo modo, una de las razones por las que las personas se vuelven adictas a las redes sociales es porque cada vez que las consultan, esperan una recompensa: un mensaje, una notificación o una publicación divertida.
La incertidumbre sobre el tipo y la magnitud de la recompensa nos motiva fuertemente a repetir la actividad que conduce a ella.
Ver también: Cuando ya no te importaPor eso actividades como el juego (que tiene características conductuales similares al abuso de sustancias3) son adictivas, porque nunca sabes lo que te espera.
Ver también: Sesgos cognitivos (20 ejemplos)También explica por qué los juegos de cartas como el póquer pueden ser tan adictivos. Nunca sabes qué tipo de cartas te tocarán al barajarlas al azar, así que sigues jugando una y otra vez, con la esperanza de conseguir buenas cartas cada vez.
Referencias
- Esch, T., & Stefano, G. B. (2004). La neurobiología del placer, los procesos de recompensa, la adicción y sus implicaciones para la salud. Cartas de Neuroendocrinología , 25 (4), 235-251.
- Robinson, T. E., & Berridge, K. C. (2000) The psychology and neurobiology of addiction: an incentive-sensitization view. Adicción , 95 (8s2), 91-117.
- Blanco, C., Moreyra, P., Nunes, E. V., Saiz-Ruiz, J., & Ibáñez, A. (2001, julio). El juego patológico: ¿adicción o compulsión? En Seminarios de neuropsiquiatría clínica (Vol. 6, nº 3, pp. 167-176).