Odio hablar con la gente": 6 razones
Tabla de contenido
El odio nos motiva a evitar el dolor. Cuando experimentamos odio, nos distanciamos de lo que nos causa dolor.
Por tanto, si odias hablar con la gente, entonces "hablar con la gente" es una fuente de dolor para ti.
Ten en cuenta que "odio hablar con la gente" no es necesariamente lo mismo que "odio a la gente". Puede que te parezca bien enviarles mensajes de texto, pero no hablar con ellos por teléfono o cara a cara.
Al mismo tiempo, también puede ser que odies hablar con alguien porque lo odias como persona.
Sea cual sea el motivo, cuando evitas hablar con la gente, siempre hay algún dolor o malestar que intentas evitar.
Veamos algunas razones específicas por las que odias hablar con la gente. Algunas de ellas se solapan, por supuesto. El objetivo de separarlas a la fuerza es ayudarte a identificar la(s) razón(es) que se aplican a tu situación específica.
1. Evitar el dolor
Si odias hablar con la gente, es posible que estés intentando evitar el dolor de:
- Ser juzgado
- Ser incomprendido
- Ser rechazado
- Sentir vergüenza
- Hacer el ridículo
- Argumentos
- Drama
- Poca capacidad de comunicación
La mayoría son "malos" comportamientos por parte de los demás que te motivan a evitar hablar con ellos. Intentas evitar externo fuentes de dolor.
Si te avergüenzas fácilmente cuando cometes un error, tu fuente de dolor es interno Lo mismo ocurre con la falta de habilidades comunicativas. Puede que te falten a ti o a la persona con la que odias hablar, o a ambos.
2. Ansiedad social
La ansiedad es miedo al futuro próximo. Las personas socialmente ansiosas quieren relacionarse con los demás pero temen meter la pata. Su fuente de dolor es interna: sus pensamientos ansiosos antes de un acontecimiento social.
Odian hablar con la gente porque no les gusta enfrentarse a sus pensamientos y sentimientos ansiosos, que pueden resultar muy incómodos.
3. Introversión
Muchos de los que odian hablar con la gente son introvertidos.
Los introvertidos son personas con una rica vida interior que se estimulan internamente. No necesitan mucha estimulación externa. Se agobian fácilmente con la estimulación externa constante, como hablar con la gente durante horas.
Son pensadores profundos que pasan la mayor parte del tiempo en sus cabezas. Se recargan pasando tiempo a solas.
Normalmente, los introvertidos no odian a la gente, sólo odian hablar con la gente. Hablar con la gente les obliga a salir de sus cabezas, y estar fuera de sus cabezas no es un territorio familiar.
Puede que les parezca bien enviar mensajes de texto porque les permite volver a su cabeza y pensar profundamente en medio de una conversación.
Como les gusta pensar y hablar de temas profundos, las conversaciones triviales son una pesadilla para ellos. Les cuesta intercambiar cumplidos con la gente. Tienden a ser ahorrativos con sus palabras y a ir directamente al grano.
4. Depresión
La depresión se produce cuando te enfrentas a un problema vital grave. Tu problema es tan grande que tu mente desvía toda tu energía de otras áreas de la vida y la redirige hacia el problema.
Por eso, las personas que se deprimen se encierran en sí mismas y entran en modo reflexivo. Rumiar un problema hace que sea más probable que lo resuelvas. Casi toda tu energía se gasta en rumiar.
Te queda poca energía social, por lo que odias hablar con cualquiera, incluidos familiares y amigos.
5. Apego evitativo
Es posible que tengas un estilo de apego evitativo si odias hablar con la gente. Nuestros estilos de apego se forman en la primera infancia y se manifiestan en nuestras relaciones más cercanas.
Las personas con estilos de apego evitativo se alejan de las relaciones cuando las cosas se acercan demasiado para su comodidad. Gran parte de ese "alejamiento" consiste en no hablar.
6. Gestión de los recursos
Puede que no esté deprimido, socialmente ansioso, evitativo o introvertido. Puede que sus interacciones con la gente sean fluidas y agradables. Puede que no le hayan dado ninguna razón (mal comportamiento) para no hablar con ellos.
Sin embargo, odias hablar con ellos.
En este caso, el motivo puede ser que quiera gestionar su tiempo y sus recursos energéticos de forma eficiente.
Si las personas con las que no hablas no aportan valor a tu vida, es razonable que no les hables. Si hablas con ellas, odiarás haber perdido tanto tiempo y energía en ellas. Te drenan la energía.
Por supuesto, no lo hacen deliberadamente. No es culpa suya, sino de cómo te sientes después de interactuar con ellos.
Esto es habitual en interacciones sociales forzadas, como tener que hablar con familiares o compañeros de trabajo con los que no te apetece hablar.
La culpa de no conectar con los demás
Somos una especie social, y el deseo de conectar con los demás está en la base misma de nuestra naturaleza.
Los tiempos modernos han creado una situación única que supone un reto para nuestras mentes.
Por un lado, nuestro círculo social se ha ampliado. Cada día entramos en contacto con más gente que nunca.
Por "entrar en contacto" no me refiero sólo a la gente que ves y con la que hablas en el mundo real, sino también a las personas a las que envías mensajes de texto, cuyos correos lees y cuyas publicaciones "te gustan" y comentas.
Al mismo tiempo, muchos expertos afirman que estamos más solos que antes.
¿Qué está pasando aquí?
Nuestros antepasados vivían en tribus pequeñas y muy unidas, de forma muy parecida a como viven hoy muchas sociedades tribales. La vida en los pueblos se acerca, pero la vida en las ciudades está un poco alejada del contexto social en el que evolucionaron nuestras mentes.
Ver también: 8 señales importantes de que no tienes personalidadTenemos una necesidad muy arraigada de conectar con los miembros de nuestra tribu.
Por muy buena que sea tu relación online a distancia y por mucha gente increíble con la que interactúes en las comunidades online, seguirás sintiendo la necesidad de conectar con gente en 3D.
Sentirás el impulso de conectar con tu vecino, con el tendero de tu calle y con la gente que ves en el gimnasio.
Para tu subconsciente, esos son los miembros de tu tribu porque los ves en 3D y están muy cerca físicamente de ti.
Tu subconsciente no entiende el mundo online. No puede obtener la misma satisfacción de los mensajes de texto que de hablar con alguien y conectar en persona.
Personas = inversiones
Piensa en tu energía social como en agua y en las personas de tu vida como en cubos. Tienes agua limitada.
Cuando llenas un cubo por completo, te llena.
Cuando dedicas suficiente energía social a las personas que te importan, te sientes realizado.
Si tienes demasiados cubos, los llenarás parcialmente y acabarás insatisfecho.
Ver también: El efecto Dunning Kruger (explicado)Hay cubos que te son muy queridos y que quieres mantener llenos del todo. Hay cubos que sólo puedes llenar parcialmente. Otros cubos tienes que echarlos a patadas. No tiene sentido mantener cubos vacíos. Llamarán tu atención y suplicarán que los llenes, pero no puedes permitirte llenarlos.
Recuerda esta analogía del cubo para lidiar con la culpa de no conectar con aquellos con los que conscientemente no quieres conectar pero que subconscientemente te empujan a hacerlo.
Pon a descansar tus deseos subconscientes recordándote a ti mismo que tienes agua limitada.
Ten claro quién eres y quién quieres ser. Deja que eso anule tus deseos subconscientes, que no te ayudan. Ten claros tus límites. Cada persona de tu vida es una inversión. Si no te está dando buenos resultados, reduce drásticamente la inversión o elimínala por completo.