Necesidades emocionales y su efecto en la personalidad
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Es fundamental comprender las necesidades emocionales. De hecho, no podemos entender muchas de nuestras propias emociones si no comprendemos nuestras necesidades emocionales.
Todos desarrollamos algunas necesidades emocionales específicas durante la infancia. Aunque seguimos desarrollando necesidades más adelante a medida que crecemos, las necesidades que formamos durante nuestra primera infancia representan nuestras necesidades básicas.
Estas necesidades básicas son más fuertes y están más arraigadas que las que desarrollamos más tarde en la vida. Cuando crecemos, hacemos todo lo posible por satisfacerlas.
Por ejemplo, el más pequeño de la familia suele ser el que más atención recibe de sus padres y hermanos. Se acostumbra a esta atención y, en consecuencia, desarrolla una necesidad emocional de ser siempre el centro de atención.
Cuando crece, se siente motivado para seguir cualquier camino que le permita satisfacer esta necesidad de obtener la máxima atención.
Un hecho que hay que entender acerca de la mente subconsciente es que siempre trata de recrear las experiencias favorables de la infancia y evitar situaciones similares a las experiencias desfavorables que ocurrieron en la infancia de una persona.
Así, en el ejemplo anterior, el niño más pequeño intenta recrear la experiencia de ser el centro de atención cuando crezca.
Todos los bebés son buscadores naturales de atención porque dependen excesivamente de los demás para sobrevivir.Cada persona tiene sus propias necesidades emocionales, al igual que algunas desean atención, otras éxito económico, fama, crecimiento espiritual, sentirse queridas, tener muchos amigos, una relación maravillosa, etc.
La clave está en mirar hacia dentro y descubrir qué realmente te hace feliz y no preguntar a los demás qué hacer porque sus necesidades emocionales difieren de las tuyas.
Por qué importan las necesidades emocionales
Las necesidades emocionales importan porque, si no las satisfacemos, nos ponemos tristes o incluso podemos acabar deprimidos. En cambio, si las satisfacemos, nos volvemos realmente felices.
Por lo tanto, nuestra felicidad o infelicidad depende por completo del tipo de necesidades emocionales que tengamos.
Demasiada gente da a los demás consejos sobre la felicidad que a ellos les funcionan sin tener en cuenta el hecho básico de que cada persona es feliz por razones diferentes.
Lo que hace feliz a la persona A no necesariamente hará feliz a la persona B, porque la persona A puede tener necesidades emocionales completamente diferentes a las de la persona A.
La cuestión es que, aunque no seas consciente de tus necesidades emocionales, tu mente subconsciente sí lo es. Tu mente subconsciente es como un amigo que se preocupa por tu bienestar y quiere que sigas siendo feliz.
Si tu subconsciente se da cuenta de que las acciones que estás llevando a cabo no van a satisfacer tus necesidades emocionales más importantes, entonces tendrá que advertirte de que algo va mal y de que tienes que cambiar de dirección.
Lo hace enviándote sentimientos malos y dolorosos.
Ver también: El efecto placebo en psicologíaCuando te sientes mal, tu subconsciente te está motivando a reexaminar tu estrategia actual para satisfacer tus necesidades.
Si ignoras esta advertencia y no cambias tus acciones, los malos sentimientos no desaparecerán, sino que aumentarán en intensidad y, en última instancia, te deprimirán.
Esto sucede porque su mente subconsciente piensa que tal vez aumentando la intensidad de estos malos sentimientos podría verse obligado a notar estas señales de advertencia y tomar las medidas adecuadas.
Muchas personas se sienten mal sin saber por qué, y estos malos sentimientos suelen ir en aumento porque no comprenden sus necesidades emocionales y realizan acciones totalmente irrelevantes en lugar de hacer las acciones que pueden ponerles en el camino de la satisfacción de sus necesidades emocionales.
Por ejemplo, si alguien desea la fama, entonces todas las acciones excepto encontrar la manera de convertirse en una celebridad serán irrelevantes y, por lo tanto, la mente subconsciente no retirará los malos sentimientos que experimenta por no ser famoso.
Un ejemplo de la vida real
Permítanme narrarles un ejemplo de la vida real que dejará muy claro el concepto de necesidades emocionales:
Ver también: ¿Qué causa el nacionalismo? (Guía definitiva)El colegio en el que estudio está situado a unos 20 km de la ciudad principal donde vivo, así que tenemos que subir a autobuses universitarios para hacer el largo viaje.
En mi autobús había dos mayores que solían gastarse bromas, reírse a carcajadas y tomarse el pelo todo el tiempo. Obviamente, estos mayores acaparaban toda la atención en el autobús, ya que a todo el mundo le encantaban sus payasadas.
No así mi amigo Samir (nombre ficticio), a quien molestaban y solía decirme lo estúpidos e idiotas que eran ellos y sus chistes.
Cuando se graduaron y se fueron, nuestro grupo se convirtió en el nuevo grupo de los mayores en el autobús (Samir estaba en mi grupo). Pronto vi un cambio radical en el comportamiento de Samir que me sorprendió. Empezó a comportarse exactamente igual que los mayores.
Contando chistes, hablando alto, riendo, dando discursos... todo lo que podía hacer para ser el centro de atención.
¿Qué ha pasado aquí?
Explicación del comportamiento de Samir
Me enteré de que Samir era el hijo menor de sus padres. Como los niños más pequeños suelen desarrollar la necesidad de atención, Samir estaba recreando inconscientemente su experiencia infantil favorable para satisfacer su necesidad emocional de estar siempre en el centro de atención.
Al principio, durante la época de aquellos mayores tan divertidos, Samir no era capaz de satisfacer esta necesidad. Como los mayores acaparaban toda la atención, sentía celos de ellos y los criticaba.
Cuando bajamos del autobús y caminamos hacia el colegio vi una expresión triste e insatisfecha en su cara. Pero cuando se fueron esos mayores, la competencia de Samir quedó eliminada. Por fin tuvo la oportunidad de acaparar toda la atención, y lo consiguió.
Al principio había dudado de mi análisis porque sabía lo complejo que puede ser el comportamiento humano y que no debía sacar conclusiones precipitadas sin tener en cuenta todas las variables implicadas.
Pero esta duda se desvaneció cuando bajamos del autobús y caminamos hacia la universidad durante ese par de días en los que Samir había conseguido captar la máxima atención.
Durante estos dos días, en lugar de una expresión inexpresiva, Samir tenía una gran sonrisa en la cara y me dijo (repitió exactamente la misma frase las dos veces):
"¡Hoy he disfrutado mucho en el autobús!".
No me sorprendería que, años más tarde, eligiera una carrera que le permitiera ser el centro de atención, como orador, actor, artista, cantante, político, mago, etc.
Si no lo hace, es muy probable que no encuentre mucha satisfacción en su trabajo.