La psicología detrás de los ultimátums en las relaciones
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Un ultimátum es una exigencia de cambio de comportamiento acompañada de una amenaza. También llamados juegos de la gallina, los ultimátums suelen ser afirmaciones del tipo "Haz esto, o si no..." que presionan a una persona para que haga algo que no quiere hacer.
En las relaciones, quienes sienten que sus necesidades no se ven satisfechas lanzan ultimátums. Lanzar un ultimátum es un signo de desesperación, ya que la persona está desesperada por conseguir lo que quiere de su pareja.
Ejemplos de ultimátums en las relaciones serían afirmaciones como:
- "Si no haces X, te dejaré".
- "Si sigues haciendo Y, terminamos".
Los ultimátums pueden darlos tanto hombres como mujeres, pero suelen darlos las mujeres. Cuando los hombres dan ultimátums en las relaciones, suelen ser para conseguir sexo. Cuando las mujeres dan ultimátums en las relaciones, suelen ser para conseguir que el hombre se comprometa.
Por supuesto, hay buenas razones evolutivas para ello. Desde un punto de vista puramente reproductivo, los hombres ganan más teniendo relaciones sexuales lo antes posible y las mujeres estableciendo una relación duradera.
Poner un ultimátum en una relación es, por tanto, una estrategia egoísta y perdedora que no tiene en cuenta las necesidades y la elección de la otra persona. Es como apuntar a tu pareja con una pistola y amenazarla con consecuencias nefastas si no hace lo que tú quieres.
Más razones para dar un ultimátum
Aparte de que sus necesidades no se vean satisfechas, las siguientes son las razones por las que alguien daría un ultimátum en una relación:
1. Ganar poder
Dar un ultimátum es ejercer poder sobre la otra persona. En las relaciones plagadas de continuas luchas de poder, los ultimátums pueden ser habituales porque dar un ultimátum es la forma definitiva de "demostrar quién manda".
2. Comunicación ineficaz
A veces, los ultimátums pueden deberse a que uno de los miembros de la pareja (normalmente el hombre) no es capaz de detectar los problemas del otro. La mujer espera que el hombre sepa lo que le pasa sin tener que decirlo.
Los hombres que carecen de inteligencia emocional y de habilidades comunicativas pasan por alto las señales que se supone que son obvias para las mujeres.
Esto crea lagunas en la comunicación, por lo que la mujer tiene que dar un ultimátum para transmitir su mensaje.
2. Problemas de personalidad
Algunas personas son propensas a ser excesivamente emocionales y a experimentar cambios bruscos de humor. Las que padecen un trastorno límite de la personalidad y las que puntúan alto en neuroticismo son propensas a lanzar amenazas de ruptura.
3. Falta de confianza
El hecho de que una persona tenga que recurrir a ultimátums para hacer que su pareja se conforme demuestra que no hay confianza en la relación. No hay suficiente confianza y apertura en la relación para permitir la expresión no forzada de las propias necesidades.
Por qué los ultimátums no suelen ser saludables
Los ultimátums son amenazas y las amenazas nunca caen bien en la otra persona.
La conformidad forzada rara vez es buena y siempre causará resentimiento en la otra persona. Este resentimiento se filtrará en futuras interacciones, haciendo que la relación sea tóxica en su conjunto.
Cuando las personas se sienten manipuladas por otras, su confianza en ellas disminuye. La falta de confianza crea una distancia emocional en una relación que, en última instancia, puede destrozarla.
Ver también: Superar el complejo de inferioridadDicho esto, a veces los ultimátums pueden ser saludables si el receptor puede ver que es por su propio bien o por el bien de la relación. Por ejemplo:
"Si no cambias tu mal hábito, terminamos".
El receptor puede ver que el ultimátum está diseñado para mejorar él y/o la relación. Aunque se le está obligando a hacer, o no hacer, algo, percibe el ultimátum como algo beneficioso para todos.
Aun así, la comunicación abierta, honesta y no amenazadora siempre triunfa sobre cualquier forma de comunicación amenazadora.
Cómo afrontar los ultimátums
Si estás en el lado receptor de un ultimátum, estas son las cosas que puedes hacer para afrontarlo con eficacia:
1. Esforzarse por mantener una comunicación abierta, honesta y asertiva
Esta es la forma más sana y segura de responder a los ultimátums. Dile a tu pareja que no estás de acuerdo con la forma en que te está presionando. Dile lo mal que te hace sentir. Si te tiene un mínimo de cariño, se dará cuenta de su error y cambiará de actitud.
Intenta preguntarles por qué no se han sincerado sobre este tema. Tal vez sea algo que hiciste tú lo que les obligó a ser contundentes. Una relación estupenda es aquella en la que ambos miembros de la pareja asumen la culpa de sus respectivas partes en el empeoramiento de la relación. Hay un deseo mutuo de mejorar las cosas.
2. Ir de farol
La mayoría de las veces, cuando dan un ultimátum y amenazan con irse, sólo van de farol. En realidad, no tienen intención de dejar la relación. Así que aceptar su amenaza en plan "vale, haz lo que quieras" puede resultarles chocante.
Por supuesto, esto a veces puede ser arriesgado. Si están realmente dispuestos a marcharse, la relación puede morir en el acto.
Pregúntate cómo han ido las cosas entre vosotros últimamente. Si vuestra relación ha ido de mal en peor, es más probable que la amenaza vaya en serio. Si vuestra relación ha ido bien o bien, entonces es probable que se esté tirando un farol.
Sin embargo, si tu pareja es egoísta y arrogante, debes tener cuidado. Si le pones en evidencia, podrías herir su ego y terminar la relación sólo para curar su ego herido. Bien por ti. No necesitas estar en una relación con personas que tienen un ego tan frágil.
3. Poner ultimátums
Cuando les das un ultimátum, les das a probar su propia medicina y no pueden oponerse a tus ultimátums porque es el estilo de comunicación que ellos mismos han estado utilizando.
Esto puede hacer que se den cuenta de su error o que os veáis atrapados en un bucle interminable de ultimátums.
Ver también: Etapas del desarrollo del grupo (5 etapas)4. Primero avergonzarse y luego esforzarse por abrirse
El riesgo de esforzarse por mantener una comunicación abierta cuando te están amenazando claramente es que puedes parecer necesitado. Cuando te amenazan, estás en una posición de uno contra uno y es difícil imponer una situación en la que todos salgan ganando.
Para ello, hay que avergonzarles, diciéndoles cosas como:
- "Vaya, qué mezquino".
- "¿Por qué estás siendo tan agresivo?"
- "Eso es tan desesperado de tu parte".
Si se dan cuenta de su error y se disculpan, estupendo. Ahora volvéis a ser iguales. Ahora puedes buscar una comunicación abierta y honesta sin que parezca que estás mendigando su aprobación.