Evolución de la cooperación en los seres humanos
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¿De dónde viene nuestra tendencia a cooperar?
¿Es natural que cooperemos o es el resultado del aprendizaje social?
Ver también: Cuestionario sobre la relación tóxica entre madre e hijaEs tentador pensar que nacemos como bestias no cooperativas a las que hay que domar mediante la educación y el aprendizaje.
Toda la idea de "civilización humana" gira en torno a la suposición de que los seres humanos se han elevado de algún modo por encima de los animales. Pueden cooperar, tener moral y ser amables unos con otros.
Pero incluso una mirada casual a la naturaleza nos convencerá de que la cooperación no es exclusiva de los humanos. Los chimpancés cooperan, las abejas cooperan, los lobos cooperan, los pájaros cooperan, las hormigas cooperan... la lista es interminable. Hay infinidad de especies en la naturaleza que cooperan con sus congéneres.
Esto nos lleva a pensar que la cooperación en los humanos también debe tener sus raíces en la selección natural. Puede que la cooperación no sea totalmente el resultado de un condicionamiento cultural, sino algo con lo que nacemos.
Evolución de la cooperación
La cooperación suele ser algo bueno para las especies porque les permite hacer las cosas con eficacia. Lo que un individuo no puede hacer por sí solo, lo puede hacer un grupo. Si alguna vez ha observado con atención a las hormigas, habrá visto cómo comparten la carga de un grano pesado que una sola hormiga no puede transportar.
Las hormigas construyen un puente a partir de sí mismas para ayudar a otras a cruzar.También en nosotros, los humanos, la cooperación es algo que debería favorecer la selección natural porque es beneficiosa. Cooperando, los humanos pueden mejorar sus posibilidades de supervivencia y reproducción. Los individuos que cooperan tienen más probabilidades de transmitir sus genes.
Pero la historia tiene otra cara.
Los individuos que hacen trampas y no cooperan también tienen más probabilidades de éxito reproductivo. Los individuos que reciben todos los beneficios que proporciona un grupo pero no aportan nada tienen una ventaja evolutiva sobre los que sí cooperan.
Como la disponibilidad de recursos puede estar correlacionada con el éxito reproductivo, con el tiempo evolutivo debe aumentar el número de tramposos en una población.
La única forma de que la cooperación evolucione es que los humanos dispongan de mecanismos psicológicos para detectar, evitar y castigar a los tramposos. Si los cooperadores pueden detectar a los tramposos e interactuar sólo con cooperadores afines, la cooperación y el altruismo recíproco pueden afianzarse y evolucionar con el tiempo.
Mecanismos psicológicos que favorecen la cooperación
Piense en todos los mecanismos psicológicos que poseemos para detectar y evitar a los tramposos. Una parte importante de nuestra psique está dedicada a estos fines.
Tenemos la capacidad de reconocer a muchas personas diferentes, no sólo por sus nombres, sino también por su forma de hablar, de andar y por el sonido de su voz. Identificar a muchas personas diferentes nos ayuda a saber quién coopera y quién no.
Nada más conocerse, la gente se forma juicios rápidos sobre los demás, sobre todo acerca de lo cooperativos o no que van a ser.
"Es simpática y muy servicial".
"Tiene un corazón bondadoso".
"Ella es egoísta."
"No es de los que comparten sus cosas".
Del mismo modo, tenemos la capacidad de recordar nuestras interacciones pasadas con distintas personas. Si alguien nos engaña, tendemos a recordar este suceso vívidamente. Nos comprometemos a no volver a confiar en esa persona o a exigirle una disculpa. A quienes nos ayudan, los ponemos en nuestros buenos libros.
Imagina el caos que se produciría si no pudieras seguir la pista de quienes no han cooperado contigo... Seguirían aprovechándose de ti y te causarían tremendas pérdidas.
Curiosamente, no sólo llevamos la cuenta de los que son buenos o malos con nosotros, sino también de cuánto son buenos o malos con nosotros. Aquí es donde entra en juego el altruismo recíproco.
Si una persona nos hace x cantidad de favor, nos sentimos obligados a devolverle el favor en x cantidad.
Por ejemplo, si una persona nos hace un gran favor, nos sentimos obligados a devolvérselo a lo grande (expresión común: "¿Cómo puedo devolvértelo?"). Si una persona nos hace un favor no tan grande, le devolvemos un favor no tan grande.
Ver también: Por qué es importante descodificar el lenguaje corporalA todo esto hay que añadir nuestra capacidad para comprender las necesidades de los demás, transmitir las nuestras y sentirnos culpables o mal si nos decepcionan o si decepcionamos a los demás. Todas estas cosas están incorporadas en nosotros para fomentar la cooperación.
Todo se reduce al coste frente a los beneficios
El hecho de que hayamos evolucionado para cooperar no significa que no se produzca la no cooperación. En las circunstancias adecuadas, cuando el beneficio de no cooperar es mayor que el de cooperar, la no cooperación puede producirse y de hecho se produce.
La evolución de la cooperación en los seres humanos sólo sugiere que existe una tendencia general en la psique humana a cooperar con los demás en beneficio mutuo. En general, nos sentimos bien cuando se produce una cooperación que nos beneficia y nos sentimos mal cuando se produce una no cooperación que nos perjudica.