Todos hemos evolucionado para ser cazadores-recolectores

 Todos hemos evolucionado para ser cazadores-recolectores

Thomas Sullivan

Los homo sapiens modernos evolucionaron hace unos 200.000 años y vivían principalmente como cazadores-recolectores. En su mayoría llevaban una vida nómada, desplazándose de un lugar a otro en busca de alimentos. Sus cuerpos habían evolucionado para convertirlos en cazadores-recolectores eficientes y así continuaron durante miles de años.

Los cambios en el modo de vida cazador-recolector empezaron hace muy poco respecto a toda nuestra historia evolutiva, hace unos 10.000 años, cuando se inventó la agricultura. Entonces la gente empezó a asentarse en tierras fértiles y valles fluviales.

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Hace unos cientos de años se produjo un cambio más drástico en el modo de vida de los seres humanos, cuando comenzó la revolución industrial.

Pero estos cambios, por significativos que fueran, sólo constituyen una pequeña parte de toda nuestra historia evolutiva. Hemos pasado más del 95% de nuestra historia evolutiva como cazadores-recolectores. Nuestros cuerpos y cerebros están diseñados para funcionar en un entorno de tipo cazador-recolector.

Presión de selección

Cada vez que se produce un cambio significativo en el medio ambiente que altera el modo en que un organismo obtiene alimento y se reproduce, éste se ve obligado a evolucionar para adaptarse mejor a su nuevo entorno, lo que se conoce como presión de selección.

La presión de selección de la agricultura o revolución industrial sí cambió nuestra forma de procurarnos alimentos, pero tuvo escaso impacto en nuestra reproducción, que es un factor más importante que la supervivencia en la evolución de las especies.

En otras palabras, la agricultura y la revolución industrial son acontecimientos bastante nuevos en nuestra historia evolutiva que han influido poco en nuestra capacidad de reproducción, por lo que no han tenido una influencia significativa en la evolución posterior del homo sapiens.

Incluso si influyeran de algún modo en la evolución humana, creando algún tipo de presión de selección imperceptible, los cambios sólo se manifestarían en la población tras miles de generaciones, porque la evolución suele ser un proceso lento.

Así pues, salvo algunas sociedades primitivas, la mayoría de nosotros tenemos cerebros y cuerpos de la Edad de Piedra en un entorno moderno e industrial. Nuestros mecanismos psicológicos evolucionados están diseñados para funcionar en el contexto de un entorno de cazadores-recolectores.

Esto se refleja en nuestras preferencias alimentarias y nuestra actividad física.

Preferencias alimentarias

En el entorno de los cazadores-recolectores, los alimentos eran escasos y difíciles de conseguir. Cazar era una tarea difícil, arriesgada e impredecible. Para recolectar frutos y otras cosas comestibles de las plantas, nuestros antepasados tenían que desplazarse constantemente de un lugar a otro porque esta fuente de alimento dejaba de estar disponible en invierno.

Los carbohidratos proporcionaban energía instantánea y fueron una gran ayuda para los pueblos nómadas, que siempre estaban en movimiento y necesitaban fuentes rápidas de energía.

Las grasas, por su parte, tenían una función aún más importante: permitían a nuestros antepasados almacenar alimentos en su organismo durante largos periodos de tiempo.

En el entorno actual, los hidratos de carbono y las grasas suponen un riesgo para nuestra salud. No nos movemos tanto como nuestros antepasados y los alimentos están disponibles durante todo el año. Hoy en día, el exceso de hidratos de carbono puede provocar síndrome metabólico y diabetes, mientras que el exceso de grasas puede obstruir nuestras arterias y provocarnos un infarto.

Actividad física

Aunque nuestra esperanza de vida ha aumentado en comparación con la de nuestros antepasados, la mayoría de nosotros no somos tan activos físicamente como ellos. La inactividad aumenta el riesgo de atrofia muscular y de diversas afecciones cardiovasculares.

Nuestros antepasados, que inventaron la agricultura, seguramente se relajaban y holgazaneaban de vez en cuando, pero aún así tenían que realizar el extenuante trabajo físico de sembrar los cultivos y cosecharlos.

Cuando llegó la revolución industrial, las máquinas sustituyeron en gran medida el trabajo humano y la inactividad física empezó a abrirse paso en la vida cotidiana de los seres humanos. Con la explosión tecnológica del siglo pasado, la falta de actividad física se ha convertido en una norma. La obesidad está a punto de convertirse en una epidemia mundial.

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El ejercicio físico regular contribuye en gran medida a mantener nuestra salud y forma física. Nuestros cuerpos están diseñados para realizar actividad física y no para estar sentados en una silla todo el día.

Thomas Sullivan

Jeremy Cruz es un psicólogo experimentado y autor dedicado a desentrañar las complejidades de la mente humana. Jeremy, apasionado por comprender las complejidades del comportamiento humano, ha estado involucrado activamente en la investigación y la práctica durante más de una década. Tiene un doctorado. en Psicología de una institución de renombre, donde se especializó en psicología cognitiva y neuropsicología.A través de su extensa investigación, Jeremy ha desarrollado una visión profunda de varios fenómenos psicológicos, incluidos la memoria, la percepción y los procesos de toma de decisiones. Su experiencia también se extiende al campo de la psicopatología, centrándose en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos de salud mental.La pasión de Jeremy por compartir conocimientos lo llevó a establecer su blog, Comprender la mente humana. Al curar una amplia gama de recursos de psicología, su objetivo es brindar a los lectores información valiosa sobre las complejidades y los matices del comportamiento humano. Desde artículos que invitan a la reflexión hasta consejos prácticos, Jeremy ofrece una plataforma integral para cualquiera que busque mejorar su comprensión de la mente humana.Además de su blog, Jeremy también dedica su tiempo a la enseñanza de la psicología en una destacada universidad, nutriendo las mentes de los aspirantes a psicólogos e investigadores. Su atractivo estilo de enseñanza y su auténtico deseo de inspirar a otros lo convierten en un profesor muy respetado y solicitado en el campo.Las contribuciones de Jeremy al mundo de la psicología se extienden más allá de la academia. Ha publicado numerosos artículos de investigación en prestigiosas revistas, ha presentado sus hallazgos en conferencias internacionales y ha contribuido al desarrollo de la disciplina. Con su gran dedicación para avanzar en nuestra comprensión de la mente humana, Jeremy Cruz continúa inspirando y educando a lectores, aspirantes a psicólogos y colegas investigadores en su viaje para desentrañar las complejidades de la mente.